A pesar de su nombre, la vitamina D no es una vitamina, sino una
hormona esteroidea del grupo de los secosteroides, y por lo tanto es un
potente regulador del metabolismo celular uniéndose a su receptor
nuclear intracelular.
Como sabemos, las instituciones médicas han
establecido unas CDR (cantidad diaria recomendada) de cada vitamina. Sin
embargo, estas CDR no se han establecido según los niveles óptimos para
la salud , sino que se han establecido para evitar la enfermedad más
evidente asociada a su deficiencia.
Las CDR de vitamina D se
establecieron en base a la observación de McCollum y Davies que una
cucharada de aceite de hígado de bacalao prevenía el raquitismo. Así, la
cantidad equivalente de vitamina D contenida en una cucharada de aceite
de hígado de bacalao conforma la actual recomendación de las CDR. Los
niveles recomendados de vitamina C a día de hoy, son básicamente
aquellos que previenen el escorbuto
Hasta 1998 los niveles de vitamina D en sangre considerados adecuados
por la comunidad médica eran de 10ng/ml. Ese mismo año sin embargo,
Holick publicó en The Lancet que 20ng/ml eran los niveles necesarios
para mantener un nivel adecuado de la hormona PTH , estimulada con bajos
niveles de calcio en plasma, cuya absorción depende en un 90% de la
vitamina D disponible. Tanto el nivel óptimo de absorción de calcio como
de menores valores de PTH se encuentran en unos 30ng/ml.
Sin embargo, además de ser clave en el metabolismo del calcio y la
PTH, la vitamina D es un potente regulador de los ciclos de
proliferación, diferenciación y apoptosis celular, siendo por lo tanto
una molécula crítica en el metabolismo del cancer, en el metabolismo
musculoesquelético y en la inmunidad. También es un regulador de la
cascada de eicosanoides, disminuyendo las citoquinas proinflamatorias
(TNF, PCR, IL6,IL12) y aumentando citoquinas antiinflamatorias como
IL10, lo que explica su capacidad analgésica en pacientes con dolor
crónico, al disminuir la inflamación y la nocicepción.
Aunque siempre se
ha ligado la acción de la vitamina D al metabolismo óseo a través de la
absorción del calcio, se han identificado receptores de vitamina D en
distintas estructuras del cerebro, médula espinal, y ganglios
sensitivos, por lo que la vitamina D está fuertemente implicada en el
metabolismo del sistema nervioso, actuando no como una vitamina, sino
como un neuroesteroide.
La vitamina D está implicada en la
expresión del factor de crecimiento neuronal NGF, responsable del
crecimiento y supervivencia de las neuronas.
Se ha encontrado deficiencia de vitamina D en enfermedades neurológicas
como Alzheimer, Parkinson, esclerosis múltiple, epilepsia o
esquizofrenia, en trastornos del estado de ánimo como depresión, y en el
empeoramiento de la función cognitiva.
También se han hallado
receptores de vitamina D en el músculo liso, músculo cardíaco y vasos
sanguíneos, aunque el debate sobre la discriminación inmunohistoquímica
para detectar los receptores VDR no se ha zanjado, habiéndose sugerido
que la acción de la Vitamina D pueda ser principalmente indirecta .
Existen además receptores de vitamina D identificados en el hígado,
pulmones, próstata, colon, gónadas, tejido mamario, tejido
musculoesquelético, etc, lo que explica la enorme diversidad clínica
asociada a la deficiencia de vitamina D.
Un gran secreto: los seres humanos necesitamos el sol para vivir.
Venimos de África y nuestra piel al salir de allí se aclaró buscando
desesperadamente el sol. Es absolutamente antidarwiniano pensar que hay
que evitar el sol. Tampoco parece que hayan aumentado los melanomas como
dicen las asociaciones de dermatólogos. Lo que ha aumentado es
diagnosticar como cancer lunares que no son cancer según documenta Welch
en la Universidad de Dartmouth .
Como se diagnostica como cancer lo que no es un cancer, las
estadísticas de supervivencia mejoran, puesto que hay más diagnósticos, y
menos muertes. Ingenioso! Así se disfraza de éxito médico lo que no es
más que maquillaje estadístico. Es la historia no contada del
diagnóstico precoz.
Bajo estos consejos, distorsionando los peligros del sol y olvidando
mencionar los beneficios, se ha creado una epidemia de hipovitaminosis
D.
Síntesis y bioquímica
La vitamina D es conformada por un grupo de micronutrientes liposolubles con dos formas principales: ergocalciferol (D2) y colecalciferol (D3).
Ambas son absorbidas por el intestino pero no tienen actividad
biológica en el cuerpo. Para ello siguen un proceso de transformación en
dos pasos. Primero en el hígado son convertidos a 25(OH)D, que
no tiene gran actividad biológica pero es almacenado en distintos
tejidos, principalmente en el tejido adiposo, y es la forma circulante
en nuestro cuerpo. La segunda etapa sucede de forma sistémica en los
riñones, donde el 25(OH)D es transformado en 1,25(OH)2D, el metabolito biológicamente activo de la vitamina D.
Sin embargo, casi todos los tejidos tienen la capacidad de
transformar 25(OH)D en 1,25(OH)2D de forma autocrina. El metabolito
activo de la vitamina D tiene receptores (VDR) en prácticamente cada
tejido, desde las neuronas hasta la próstata, regulando la expresión de
más de 1000 genes. Esto significa que esta molécula es a nivel
metabólico mucho más de lo que la literatura médica y nutricional
clásica dice (salud ósea y absorción de calcio). El 1,25(OH)2D actúa
uniéndose a su receptor intracelular (VDR), un miembro de la familia de
receptores nucleares que actúa como factor de transcripción de una gran
variedad de genes, modulando la síntesis de nuevas proteínas. También
puede reprimir la transcripción de otros genes, tales como el de la
1a-hidroxilasa o PTH. El cuerpo puede sintetizar Vitamina D3 desde el
colesterol (a partir del 7-dihidroxicolesterol) cuando hay UVB
disponible a partir del sol.
El sol (la radiación ultravioleta – UV) es la mejor fuente de
vitamina D, ya que se producen cofactores (fotoproductos) asociados cuya
función aún desconocemos, pero probablemente deben ser importantes como
apunta la epidemiología. Algunas moléculas son conocidas en la
fisiología vascular, como el óxido nítrico, y otras como
neurotransmisores del sistema nervioso central como las endorfinas. Por
lo tanto, la exposición al sol y a los rayos UV tienen beneficios
independientes a la vitamina D.
Una persona promedio eleva 10ng/ml por cada 1000 UI ingeridos de
vitamina D, aunque se necesitan varios meses para alcanzar valores
estables en plasma. 30 minutos al sol con poca ropa en un día soleado
puede sintetizar 10.000 IU o más, tras lo cual existe un mecanismo
enzimático que se activa para evitar alcanzar niveles tóxicos. Una
persona deficiente en vitamina D no absorbe el 80-90% del calcio que
ingiere, mientras que una persona con insuficiencia no absorbe el 70%.
Ya es internacionalmente aceptado que los niveles de vitamina D deben
estar por encima de 30ng/ml, considerándose en la mayoría de sistemas de
salud niveles cercanos a los siguientes:
Niveles normales >30ng/ml
Insuficiencia <30ng em="" ml="">
Deficiencia <20ng em="" ml="">20ng>30ng>
Radiación ultravioleta
Se ha mapeado el cancer y las enfermedades cardiovasculares y
autoinmunes y siguen un patrón: las personas que viven en mayores
latitudes tienen mayor riesgo de todas estas enfermedades. También un
diagnóstico de cancer en invierno tiene peor pronóstico que en verano. Se ha documentado que la luz ultravioleta contribuye a las diferencias raciales y geográficas en la tensión arterial .
Existen varios factores a tener en cuenta para medir el impacto de la
radiación solar. El ecuador está a 0º de latitud y los rayos UV están a
la menor distancia de la tierra. Por encima de 35º de latitud, la piel
no es capaz de generar casi vitamina D desde otoño hasta primavera.
Igualmente influye la altitud: con menor altitud, mayor radiación es
absorbida por la atmósfera. Aquellos que viven en la montaña por lo
tanto tienen mayor acceso a los rayos UV. La polución bloquea los UV, al
igual que las nubes. Las cremas solares también impiden prácticamente
por completo la síntesis de vitamina D. La radiación UBV tampoco penetra
bien la ropa ni los cristales, por lo que el sol que penetra por una
ventana no produce vitamina D.
Vitamina D y nutrición
Es difícil obtener la vitamina D necesaria a través de la nutrición.
Una persona deficiente en vitamina D debería tomar unos 20 vasos de
leche (enriquecida) o 10 huevos diarios para alcanzar niveles adecuados
en sangre. El salmón y otros pescados grasos de piscifactoría tienen
niveles despreciables de vitamina D (y omega 3). Es, de nuevo, la
importancia de la salud evolutiva: el salmón salvaje se alimenta de
zooplancton y fitoplancton que ha fotosintetizado la vitamina D en el
mar, desde hace cientos de millones de años. La naturaleza no ha
alimentado a los salmones con maiz y granos, como se hace en las
piscifactorías. Con estas prácticas se pierde la vitamina D.
Respecto a
las distintas presentaciones de la vitamina D en suplementos y alimentos
enriquecidos, podemos encontrar vitamina D2 (ergocalciferol) y D3
(colecalciferol). Se pueden alcanzan niveles plasmáticos similares con
ambas formas, aunque algunos muestran superioridad de la vitamina D3.
Como la vitamina D3 es posiblemente más biodisponible y es además la
forma sintetizada por la piel en respuesta a la radiación UV, es la
forma que yo recomiendo suplementar si existe posibilidad de elegir. Las
grasas poliinsaturadas, esas que los gobiernos y las asociaciones del
corazón nos han dicho que son las grasas “buenas”, disminuyen la
disponibilidad de la vitamina D, cosa que no sucede con la grasa
saturada “mala”.
miércoles, 26 de agosto de 2015
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