miércoles, 26 de agosto de 2015


Deficiencia epidémica de Vitamina D. y su relación con enfermedad cardiovascular, cancer y dolor crónico,

A pesar de su nombre, la vitamina D no es una vitamina, sino una hormona esteroidea del grupo de los secosteroides, y por lo tanto es un potente regulador del metabolismo celular uniéndose a su receptor nuclear intracelular.
Como sabemos, las instituciones médicas han establecido unas CDR (cantidad diaria recomendada) de cada vitamina. Sin embargo, estas CDR no se han establecido según los niveles óptimos para la salud , sino que se han establecido para evitar la enfermedad más evidente asociada a su deficiencia.

Las CDR de vitamina D se establecieron en base a la observación de McCollum y Davies que una cucharada de aceite de hígado de bacalao prevenía el raquitismo. Así, la cantidad equivalente de vitamina D contenida en una cucharada de aceite de hígado de bacalao conforma la actual recomendación de las CDR. Los niveles recomendados de vitamina C a día de hoy, son básicamente aquellos que previenen el escorbuto

Hasta 1998 los niveles de vitamina D en sangre considerados adecuados por la comunidad médica eran de 10ng/ml. Ese mismo año sin embargo, Holick publicó en The Lancet que 20ng/ml eran los niveles necesarios para mantener un nivel adecuado de la hormona PTH , estimulada con bajos niveles de calcio en plasma, cuya absorción depende en un 90% de la vitamina D disponible. Tanto el nivel óptimo de absorción de calcio como de menores valores de PTH se encuentran en unos 30ng/ml.
Sin embargo, además de ser clave en el metabolismo del calcio y la PTH, la vitamina D es un potente regulador de los ciclos de proliferación, diferenciación y apoptosis celular, siendo por lo tanto una molécula crítica en el metabolismo del cancer, en el metabolismo musculoesquelético y en la inmunidad. También es un regulador de la cascada de eicosanoides, disminuyendo las citoquinas proinflamatorias (TNF, PCR, IL6,IL12) y aumentando citoquinas antiinflamatorias como IL10, lo que explica su capacidad analgésica en pacientes con dolor crónico, al disminuir la inflamación y la nocicepción.
Aunque siempre se ha ligado la acción de la vitamina D al metabolismo óseo a través de la absorción del calcio, se han identificado receptores de vitamina D en distintas estructuras del cerebro, médula espinal, y ganglios sensitivos, por lo que la vitamina D está fuertemente implicada en el metabolismo del sistema nervioso, actuando no como una vitamina, sino como un neuroesteroide.

La vitamina D está implicada en la expresión del factor de crecimiento neuronal NGF, responsable del crecimiento y supervivencia de las neuronas. Se ha encontrado deficiencia de vitamina D en enfermedades neurológicas como Alzheimer, Parkinson, esclerosis múltiple, epilepsia o esquizofrenia, en trastornos del estado de ánimo como depresión, y en el empeoramiento de la función cognitiva.
También se han hallado receptores de vitamina D en el músculo liso, músculo cardíaco y vasos sanguíneos, aunque el debate sobre la discriminación inmunohistoquímica para detectar los receptores VDR no se ha zanjado, habiéndose sugerido que la acción de la Vitamina D pueda ser principalmente indirecta . Existen además receptores de vitamina D identificados en el hígado, pulmones, próstata, colon, gónadas, tejido mamario, tejido musculoesquelético, etc, lo que explica la enorme diversidad clínica asociada a la deficiencia de vitamina D.

Un gran secreto: los seres humanos necesitamos el sol para vivir. Venimos de África y nuestra piel al salir de allí se aclaró buscando desesperadamente el sol. Es absolutamente antidarwiniano pensar que hay que evitar el sol. Tampoco parece que hayan aumentado los melanomas como dicen las asociaciones de dermatólogos. Lo que ha aumentado es diagnosticar como cancer lunares que no son cancer según documenta Welch en la Universidad de Dartmouth . Como se diagnostica como cancer lo que no es un cancer, las estadísticas de supervivencia mejoran, puesto que hay más diagnósticos, y menos muertes. Ingenioso! Así se disfraza de éxito médico lo que no es más que maquillaje estadístico. Es la historia no contada del diagnóstico precoz.

Bajo estos consejos, distorsionando los peligros del sol y olvidando mencionar los beneficios, se ha creado una epidemia de hipovitaminosis D.
Síntesis y bioquímica
La vitamina D es conformada por un grupo de micronutrientes liposolubles con dos formas principales: ergocalciferol (D2) y colecalciferol (D3). Ambas son absorbidas por el intestino pero no tienen actividad biológica en el cuerpo. Para ello siguen un proceso de transformación en dos pasos. Primero en el hígado son convertidos a 25(OH)D, que no tiene gran actividad biológica pero es almacenado en distintos tejidos, principalmente en el tejido adiposo, y es la forma circulante en nuestro cuerpo. La segunda etapa sucede de forma sistémica en los riñones, donde el 25(OH)D es transformado en 1,25(OH)2D, el metabolito biológicamente activo de la vitamina D.

Sin embargo, casi todos los tejidos tienen la capacidad de transformar 25(OH)D en 1,25(OH)2D de forma autocrina. El metabolito activo de la vitamina D tiene receptores (VDR) en prácticamente cada tejido, desde las neuronas hasta la próstata, regulando la expresión de más de 1000 genes. Esto significa que esta molécula es a nivel metabólico mucho más de lo que la literatura médica y nutricional clásica dice (salud ósea y absorción de calcio). El 1,25(OH)2D actúa uniéndose a su receptor intracelular (VDR), un miembro de la familia de receptores nucleares que actúa como factor de transcripción de una gran variedad de genes, modulando la síntesis de nuevas proteínas. También puede reprimir la transcripción de otros genes, tales como el de la 1a-hidroxilasa o PTH. El cuerpo puede sintetizar Vitamina D3 desde el colesterol (a partir del 7-dihidroxicolesterol) cuando hay UVB disponible a partir del sol.
El sol (la radiación ultravioleta – UV) es la mejor fuente de vitamina D, ya que se producen cofactores (fotoproductos) asociados cuya función aún desconocemos, pero probablemente deben ser importantes como apunta la epidemiología. Algunas moléculas son conocidas en la fisiología vascular, como el óxido nítrico, y otras como neurotransmisores del sistema nervioso central como las endorfinas. Por lo tanto, la exposición al sol y a los rayos UV tienen beneficios independientes a la vitamina D.
Una persona promedio eleva 10ng/ml por cada 1000 UI ingeridos de vitamina D, aunque se necesitan varios meses para alcanzar valores estables en plasma. 30 minutos al sol con poca ropa en un día soleado puede sintetizar 10.000 IU o más, tras lo cual existe un mecanismo enzimático que se activa para evitar alcanzar niveles tóxicos.  Una persona deficiente en vitamina D no absorbe el 80-90% del calcio que ingiere, mientras que una persona con insuficiencia no absorbe el 70%. Ya es internacionalmente aceptado que los niveles de vitamina D deben estar por encima de 30ng/ml, considerándose en la mayoría de sistemas de salud niveles cercanos a los siguientes:
Niveles normales >30ng/ml
Insuficiencia <30ng em="" ml="">
Deficiencia <20ng em="" ml="">


Radiación ultravioleta
Se ha mapeado el cancer y las enfermedades cardiovasculares y autoinmunes y siguen un patrón: las personas que viven en mayores latitudes tienen mayor riesgo de todas estas enfermedades. También un diagnóstico de cancer en invierno tiene peor pronóstico que en verano. Se ha documentado que la luz ultravioleta contribuye a las diferencias raciales y geográficas en la tensión arterial . Existen varios factores a tener en cuenta para medir el impacto de la radiación solar. El ecuador está a 0º de latitud y los rayos UV están a la menor distancia de la tierra. Por encima de 35º de latitud, la piel no es capaz de generar casi vitamina D desde otoño hasta primavera. Igualmente influye la altitud: con menor altitud, mayor radiación es absorbida por la atmósfera. Aquellos que viven en la montaña por lo tanto tienen mayor acceso a los rayos UV. La polución bloquea los UV, al igual que las nubes. Las cremas solares también impiden prácticamente por completo la síntesis de vitamina D. La radiación UBV tampoco penetra bien la ropa ni los cristales, por lo que el sol que penetra por una ventana no produce vitamina D.

Vitamina D y nutrición

Es difícil obtener la vitamina D necesaria a través de la nutrición. Una persona deficiente en vitamina D debería tomar unos 20 vasos de leche (enriquecida) o 10 huevos diarios para alcanzar niveles adecuados en sangre. El salmón y otros pescados grasos de piscifactoría tienen niveles despreciables de vitamina D (y omega 3). Es, de nuevo, la importancia de la salud evolutiva: el salmón salvaje se alimenta de zooplancton y fitoplancton que ha fotosintetizado la vitamina D en el mar, desde hace cientos de millones de años. La naturaleza no ha alimentado a los salmones con maiz y granos, como se hace en las piscifactorías. Con estas prácticas se pierde la vitamina D.

 Respecto a las distintas presentaciones de la vitamina D en suplementos y alimentos enriquecidos, podemos encontrar vitamina D2 (ergocalciferol) y D3 (colecalciferol). Se pueden alcanzan niveles plasmáticos similares con ambas formas, aunque algunos muestran superioridad de la vitamina D3. Como la vitamina D3 es posiblemente más biodisponible y es además la forma sintetizada por la piel en respuesta a la radiación UV, es la forma que yo recomiendo suplementar si existe posibilidad de elegir. Las grasas poliinsaturadas, esas que los gobiernos y las asociaciones del corazón nos han dicho que son las grasas “buenas”, disminuyen la disponibilidad de la vitamina D, cosa que no sucede con la grasa saturada “mala”.

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